
Un lunes del mes de agosto volvimos a ponernos en ruta otro pueblo con castillo pero en esta ocasión del interior, situado en el norte de la provincia de Castellón.
Sin mar, pero con una muralla que lo rodea de más de 2 km y franqueada por 7 puertas y 10 torres algunas de las cuales hoy en día albergan diferentes museos.
Cuando te vas acercando a Morella (Capital municipal de la comarca de «Els ports de Morella») por la carretera el asombro es tan fuerte, que no puedes cerrar los ojos ni la boca de admiración, contemplando este pueblo tan pintoresco y bonito.
La primera toma de contacto fueron sus calles, tan empinadas con escaleras de piedras sus casas encaramadas y sus balcones decorados con flores.



Aunque era agosto, no estaba muy agobiante de gente, y se podía pasear tranquilamente, a medio camino antes de llegar a Morella decidimos parar en San Mateo para comer algo y retomar energías, otro pueblo que nos resulto muy atractivo.
Pero nuestra intención era aprovechar al máximo el día y la parada en San Mateo fue bastante corta.

Pasear por Morella es un festín de sensaciones te teletransporta a cientos y cientos de años atrás a una época medieval llena de historia, de reyes, artesanos, guerreros y mujeres valientes.
Su centro es tan pintoresco, que parece que constantemente tengas en tu inconsciente algún Dejà vu y recuerdes otras vidas, como vivierón aquellas gentes en un época dificil bélica pero tan auténtica.
Antes de subir al castillo quisimos probar su gastronomía y reservamos en el Restaurante del Hotel Cardenal Ram con un menú asequible calidad-precio esta ubicado en un palacio del siglo XVI y con unas hermosas vistas, a las montañas a pocos minutos del centro de Morella.




Aparte de sus calles, sus plazas y sus casas tan características cabe destacar su iglesia «Santa María la Mayor de Morella» una construcción gótica impresionante, no pudimos entrar por falta de tiempo pero el exterior de la basílica ya te deja sin palabras.


2ª – Subiendo al castillo de piedra..
Habia pasado medio-día y aún nos quedada visitar lo más importante de Morella su castillo de piedra.
Es una fortaleza militar muy peculiar donde los haya construido sobre una montaña de piedra y que fue habitada sin interrupción desde el III milenio antes de cristo.


El Castillo consta de tres alturas y en cada altura se van ubicando sus estancias correspondientes. A modo personal lo más sorprendente para mi, a parte de la peculiaridad del castillo son sus vistas a Morella.
Abarca el pueblo rodeado de montañas es sorprendente ver como tu iris abarca tanta infinidad de terreno.


El Castillo de Morella como es tan antiquísimo muchas de sus partes las están rehabilitando si que hubo un tiempo que estuvo más descuidado. Pero ahora con todas sus reformas están recuperando su esencia más genuina.
La experiencia, de su visita fue muy positiva pasamos un par de horas al precio de 3’50 € con un horario que abarca desde las 11h hasta las 19h en temporada de verano pero recomiendo subir a última hora de la tarde acompaña mejor el tiempo, sin calor y con un viento muy agradable.


Después de visitar el castillo estuvimos paseando por su claustro y sus jardines parte de ellos en obras pero se puede apreciar lo que fue y lo que sigue siendo esta fortaleza, encaramada y construida en una montaña de piedra.

Antes de volver, a nuestra ciudad, quisimos volver a pasear por sus calles he hicimos unas pequeñas compras productos típicos como la miel muy recomendable, sus quesos y como no los «Flaons» unas empanadas de requesón de oveja y almendra es el dulce más tradicional de Morella que son su señal de identidad.
Terminada nuestra ruta, volvimos enamoradas de este lugar , de esta Morella medieval, y acordamos volver en invierno, para disfrutarla nevada, con olor a leña y saboreando su cocina más tradicional de cuchara.
@Pasaportesmivida Blog-2019